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Artículo: Debate: una metodología activa de aprendizaje

Sumario

1) Introducción. 2) Rasgos básicos del debate como herramienta educativa. 3) Aplicaciones del debate académico. 4) Qué es el debate. 5) Diferencias entre dialéctica y erística. 6) Objetivos didácticos del debate como herramienta educativa. 7) Fases para organizar una liga de debate en el aula. 8) Distribución de las sesiones de la asignatura. 9) El papel del docente. 10) Conclusiones. Referencias bibliográficas.

1 INTRODUCCIÓN

El arte de hablar en público ha conseguido en muchas ocasiones transformar sociedades y personas. Tal y como relata la exposición de motivos de la norma autonómica que ha aprobado la asignatura “retórica y oratoria”, la nuestra es la época histórica que más recurre a la oratoria, pues es la que dispone de más oportunidades y medios para conseguir transformaciones y mejoras. Nunca como hoy hubo tantas situaciones y tantos contextos en los que cualquier persona pueda o deba actuar como oradora, y nunca como hoy los mensajes persuasivos llegaron con tanto calado y tanta insistencia a una audiencia en masa tan amplia. Sin embargo, jamás la oratoria estuvo tan poco presente como disciplina y materia de estudio en la vida académica. Vivimos en una sociedad en la que los jóvenes tienden al pensamiento visceral, en la que se forman juicios de valor con base en tuits de 160 caracteres. Desde el ámbito académico debemos plantearnos hacia dónde queremos avanzar y qué valores queremos transmitir a las nuevas generaciones. Por ello, desde la Universidad estamos impulsando iniciativas relacionadas con el pensamiento reflexivo y la comunicación asertiva, metodologías que persiguen enseñar a pensar pensando, enseñar a debatir, debatiendo.[1]


Emplear la palabra ante el público es una habilidad cada vez más necesaria. La participación democrática activa, el desarrollo personal, la consecución de una carrera académica exitosa y el ejercicio de cualquier profesión pasan hoy en día por el satisfactorio desempeño de las capacidades retóricas del individuo; situaciones variadísimas en las que la oratoria resulta extremadamente útil: debates, participaciones en órganos de gobierno de asociaciones, sociedades, empresas o de la Administración, defensas de tesis o de proyectos de fin de carrera, mesas redondas, breves discursos de inauguración, ponencias, discursos comerciales, comunicaciones con la clientela o con miembros de la misma empresa, presentaciones ante asociaciones e instituciones, etc. Todas estas situaciones, como decíamos, han ampliado su alcance global gracias a internet y a los medios de comunicación: la oratoria ya no está limitada a determinadas responsabilidades o profesiones, sino que cualquier persona puede comunicarse oralmente ante una audiencia global sólo con una conexión a la red. Por tanto, necesitamos aprender a hablar en público para participar en la mejora colectiva de la realidad, para configurar nuestra trayectoria académica y profesional, y para fortalecer una imagen propia positiva ante nosotros mismos y ante las demás personas.[2]


Tanto Cataluña como ahora la Comunidad de Madrid han dado un paso delante de enorme calado con la aprobación de asignaturas de libre configuración de “retórica y oratoria”, paso dado hacia el objetivo de paliar las deficiencias en competencias comunicativas que presentan los alumnos que ingresan en las Universidades españolas. En este sentido, el temario propuesto por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid para el desarrollo de la asignatura presenta un marcado carácter práctico, y profundizando en esa línea, desde este foro recogemos las investigaciones y propuestas realizadas por diversos expertos en oratoria, con el fin de ir “un paso más allá” y aspirar a situar el planteamiento de la asignatura en la vanguardia de las nuevas metodologías, al proponer un sistema pedagógico basado en el aprendizaje activo y autónomo del alumno: utilizar el debate académico como herramienta de enseñanza y aprendizaje.


2 RASGOS BÁSICOS DEL DEBATE COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

Los planteamientos que se proponen en estas páginas están inspirados en el uso que se hace del debate académico desde los sistemas educativos de Estados Unidos, Inglaterra y otros países anglosajes.


El funcionamiento de este modelo de aprendizaje se basa en cambiar el rol del profesor y del alumno, de forma que el primero se convierte en guía y los últimos en protagonistas de su propio aprendizaje. El proceso comienza cuando el profesor traslada una pregunta a sus alumnos, dándoles el tiempo suficiente para que éstos preparen a conciencia el tema sobre el que gira la pregunta. Después divide la clase en equipos de entre cuatro y seis personas, para que debatan entre ellos defendiendo o combatiendo el status quo que se plantea en la pregunta, según el uso de turnos de tiempo regulados. De esta forma, durante el transcurso del debate expondrán la información que han buscado, estudiado y digerido para convertirla en argumentos a favor o en contra de la pregunta del debate.


Una vez expuestos los argumentos de cada equipo habrá un turno de refutación y otro de contrarefutación, de forma que el alumno, además de estudiar, memorizar y sintetizar la información, demuestra que la entiende y es capaz de defenderla y contrastarla con ideas opuestas. Por último, ambos equipos contarán con un turno para concluir todo lo que se ha expuesto a lo largo del debate. Una vez han terminado de debatir, tanto el profesor como el resto de la clase comentarán a los debatientes cómo les han valorado, dándoles un feedback positivo para que mejoren en el futuro, y poniéndoles la nota de forma ponderada según el dominio que hayan demostrado sobre el tema debatido y según los criterios que el profesor quiera valorar. Así, la clase entera se convierte en partícipe como jurado de los debatientes, fomentando la escucha activa de un tema que también han tenido que preparar.