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Artículo: Debate: una metodología activa de aprendizaje

Sumario

1) Introducción. 2) Rasgos básicos del debate como herramienta educativa. 3) Aplicaciones del debate académico. 4) Qué es el debate. 5) Diferencias entre dialéctica y erística. 6) Objetivos didácticos del debate como herramienta educativa. 7) Fases para organizar una liga de debate en el aula. 8) Distribución de las sesiones de la asignatura. 9) El papel del docente. 10) Conclusiones. Referencias bibliográficas.

1 INTRODUCCIÓN

El arte de hablar en público ha conseguido en muchas ocasiones transformar sociedades y personas. Tal y como relata la exposición de motivos de la norma autonómica que ha aprobado la asignatura “retórica y oratoria”, la nuestra es la época histórica que más recurre a la oratoria, pues es la que dispone de más oportunidades y medios para conseguir transformaciones y mejoras. Nunca como hoy hubo tantas situaciones y tantos contextos en los que cualquier persona pueda o deba actuar como oradora, y nunca como hoy los mensajes persuasivos llegaron con tanto calado y tanta insistencia a una audiencia en masa tan amplia. Sin embargo, jamás la oratoria estuvo tan poco presente como disciplina y materia de estudio en la vida académica. Vivimos en una sociedad en la que los jóvenes tienden al pensamiento visceral, en la que se forman juicios de valor con base en tuits de 160 caracteres. Desde el ámbito académico debemos plantearnos hacia dónde queremos avanzar y qué valores queremos transmitir a las nuevas generaciones. Por ello, desde la Universidad estamos impulsando iniciativas relacionadas con el pensamiento reflexivo y la comunicación asertiva, metodologías que persiguen enseñar a pensar pensando, enseñar a debatir, debatiendo.[1]


Emplear la palabra ante el público es una habilidad cada vez más necesaria. La participación democrática activa, el desarrollo personal, la consecución de una carrera académica exitosa y el ejercicio de cualquier profesión pasan hoy en día por el satisfactorio desempeño de las capacidades retóricas del individuo; situaciones variadísimas en las que la oratoria resulta extremadamente útil: debates, participaciones en órganos de gobierno de asociaciones, sociedades, empresas o de la Administración, defensas de tesis o de proyectos de fin de carrera, mesas redondas, breves discursos de inauguración, ponencias, discursos comerciales, comunicaciones con la clientela o con miembros de la misma empresa, presentaciones ante asociaciones e instituciones, etc. Todas estas situaciones, como decíamos, han ampliado su alcance global gracias a internet y a los medios de comunicación: la oratoria ya no está limitada a determinadas responsabilidades o profesiones, sino que cualquier persona puede comunicarse oralmente ante una audiencia global sólo con una conexión a la red. Por tanto, necesitamos aprender a hablar en público para participar en la mejora colectiva de la realidad, para configurar nuestra trayectoria académica y profesional, y para fortalecer una imagen propia positiva ante nosotros mismos y ante las demás personas.[2]


Tanto Cataluña como ahora la Comunidad de Madrid han dado un paso delante de enorme calado con la aprobación de asignaturas de libre configuración de “retórica y oratoria”, paso dado hacia el objetivo de paliar las deficiencias en competencias comunicativas que presentan los alumnos que ingresan en las Universidades españolas. En este sentido, el temario propuesto por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid para el desarrollo de la asignatura presenta un marcado carácter práctico, y profundizando en esa línea, desde este foro recogemos las investigaciones y propuestas realizadas por diversos expertos en oratoria, con el fin de ir “un paso más allá” y aspirar a situar el planteamiento de la asignatura en la vanguardia de las nuevas metodologías, al proponer un sistema pedagógico basado en el aprendizaje activo y autónomo del alumno: utilizar el debate académico como herramienta de enseñanza y aprendizaje.


2 RASGOS BÁSICOS DEL DEBATE COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

Los planteamientos que se proponen en estas páginas están inspirados en el uso que se hace del debate académico desde los sistemas educativos de Estados Unidos, Inglaterra y otros países anglosajes.


El funcionamiento de este modelo de aprendizaje se basa en cambiar el rol del profesor y del alumno, de forma que el primero se convierte en guía y los últimos en protagonistas de su propio aprendizaje. El proceso comienza cuando el profesor traslada una pregunta a sus alumnos, dándoles el tiempo suficiente para que éstos preparen a conciencia el tema sobre el que gira la pregunta. Después divide la clase en equipos de entre cuatro y seis personas, para que debatan entre ellos defendiendo o combatiendo el status quo que se plantea en la pregunta, según el uso de turnos de tiempo regulados. De esta forma, durante el transcurso del debate expondrán la información que han buscado, estudiado y digerido para convertirla en argumentos a favor o en contra de la pregunta del debate.


Una vez expuestos los argumentos de cada equipo habrá un turno de refutación y otro de contrarefutación, de forma que el alumno, además de estudiar, memorizar y sintetizar la información, demuestra que la entiende y es capaz de defenderla y contrastarla con ideas opuestas. Por último, ambos equipos contarán con un turno para concluir todo lo que se ha expuesto a lo largo del debate. Una vez han terminado de debatir, tanto el profesor como el resto de la clase comentarán a los debatientes cómo les han valorado, dándoles un feedback positivo para que mejoren en el futuro, y poniéndoles la nota de forma ponderada según el dominio que hayan demostrado sobre el tema debatido y según los criterios que el profesor quiera valorar. Así, la clase entera se convierte en partícipe como jurado de los debatientes, fomentando la escucha activa de un tema que también han tenido que preparar.


Mediante esta herramienta el alumno consigue desarrollar diversas competencias de carácter formal y de fondo, personales y académicas: cognitivas, de análisis, síntesis, escucha activa, de expresión en público, retóricas, y argumentativas. El docente puede enmarcar el debate según la pretensión de sus objetivos académicos: sensibilizadora, cognitiva, procedimental, etc. De esta manera se consigue que el alumno haga suyo el conocimiento de la asignatura (pues tiene que conocerlo, estudiarlo, comunicarlo y defenderlo ante un público), y que el conocimiento del alumno sea significativo y no inerte.[3] Está comprobado que este tipo de metodología activa, en la que el alumno es el centro y el responsable de su propio aprendizaje, asumiendo el maestro el rol de acompañante en el proceso, aumenta las capacidades de argumentación y las competencias retóricas.[4]

3 APLICACIONES DEL DEBATE ACADÉMICO

La exposición de la técnica del debate en el aula que se va a desarrollar en las siguientes páginas puede utilizarse para el desarrollo e implantación de la nueva asignatura de libre configuración “retórica y oratoria”, o puede aplicarse en casi cualquier asignatura cuya adquisición de conceptos obligue al estudiante a reflexionar, a defender posturas, a buscar y contrastar información, en la medida en que introducir una liga de debate supone aplicar una metodología de enseñanza-aprendizaje innovadora como hilo conductor de la asignatura.[5] En definitiva, puede prepararse con el formato del debate cualquier contenido académico en el que haya posturas enfrentadas, corrientes de pensamiento, o puntos de vista contrapuestos (como ocurre en la literatura, la filosofía o la historia, pero también en la biología y las ciencias naturales, la física, y en casi cualquier materia). Por tanto, se resumen aquí las conclusiones de las diferentes experiencias piloto realizadas por diversos grupos de docentes en diferentes puntos de España.



4 QUÉ ES EL DEBATE

El debate de competición es una herramienta pedagógica utilizada habitualmente como metodología de enseñanza en muchas de las universidades anglosajonas de mayor prestigio (Oxford, Harvard, Georgetown, universidades irlandesas…)[6], así como en la mayoría de sistemas educativos de primaria y secundaria anglosajones.


En la Europa continental se mezcla el debate con otros conceptos similares como discusión, asamblea, polémica, diatriba o disputa, así, importantes pedagogos o expertos en difusión de contenidos académicos para niños, como Brenifier en su obra “Enseñar mediante el debate”, utilizan indistintamente cualquiera de los anteriores términos. No obstante, el formato que aquí proponemos es el debate como disputa retórica entre dos partes con posiciones antagónicas, cuya finalidad es convencer a un juez o auditorio de la veracidad de los planteamientos expuestos en contraposición con los mostrados por la otra parte, como modo para contraponer ideas para poder hallar la verdad a través de un proceso de inferencia lógica.[7]


5 DIFERENCIA ENTRE DIALÉCTICA Y ERÍSTICA

Es común caracterizar la argumentación por su uso polémico, o al menos, como un intento de resolver un desacuerdo de opiniones. Esto es erróneo y dañino, pues deja fuera de consideración tipos valiosos de práctica argumentativa y oscurece lo que puede ser la función básica de toda argumentación.[8] Es más, importantes estudiosos de la materia defienden la controversia y su solución a través de la argumentación en cualquier modo de enfrentamiento dialéctico como una de las grandes ayudas al progreso científica, en la medida en que actúa en su función de “arte de la cooperación dialéctica.”[9]


Pero es que, además, el debate como competición entre dos antagonistas que buscan la aprobación de un juez o auditorio, siempre que se atenga a unas reglas y tenga como fin la búsqueda de la verdad a través de la contraposición de visiones sobre una realidad, puede ser un modo útil para conocer la verdad[10]. Existe, en contraposición, la dialéctica erística, cuyo fin es tratar de persuadir de modo que se consiga obtener la razón tanto lícita como ilícitamente (por fas y por nefas). Podemos distinguir en este sentido, tres modalidades de dialéctica erística en las que se busca persuadir sin perseguir la verdad: la probabilia (silogismos a propósito de los cuales no está establecido que sean falsos pero tampoco verdaderos); la erística (en la que la forma del silogismo es correcta pero las proposiciones, la materia, no lo son, sino sólo lo parecen); y la sofística (en los que la forma del silogismo es falsa, pero parece correcta).[11] Todo ello se traduce en el uso de falacias y cualquier tipo de efecto emocional en el transcurso de los debates con el objeto de conseguir la opinión favorable del auditorio.


Esto es lo que vemos día a día en medios de comunicación, debates políticos y prensa escrita y precisamente por ello la formación en oratoria y debate resulta tan acertada: porque permite educar en valores, utilizando esta poderosa herramienta para hallar la verdad contraponiendo ideas con honradez, moralidad o probidad, y prepara a los alumnos para descubrir los engaños que les esperan a la hora de enfrentarse a un mundo que usa la dialéctica de un modo ímprobo.

6 OBJETIVOS DIDÁCTICOS DEL DEBATE COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

El uso del debate como sistema que vertebre una asignatura permite al alumno convertirse en el centro de su propio aprendizaje debido a que cambia el rol de los actores en el aula: el profesor no imparte lecciones magistrales que el alumno debe luego subrayar y memorizar de sus apuntes y su libro de texto. Por el contrario, se propone que el profesor facilite a sus alumnos una base bibliográfica de artículos y documentos de su elección, relacionados con el temario de la asignatura, para que los alumnos beban de esa fuente a la hora de preparar el tema que les toque debatir. Dichos artículos y documentos contendrán las distintas visiones, opiniones o corrientes existentes sobre el tema a debatir, de modo que los alumnos puedan prepararse tanto la posición a favor, como la posición en contra.


De este modo, es el alumno el que, guiado por las pautas y consejos del profesor, hace suyo el conocimiento del tema a estudiar, pudiendo ampliarlo y enriquecerlo con documentos adicionales que decida buscar, pues ganar la Liga de debates y hacer un buen papel a la hora de debatir delante de sus compañeros será un poderoso aliciente para llevarlo todo bien preparado.


Los alumnos digerirán la información que han hallado en los artículos y documentos y, en el seno de sus respectivos grupos de debate, decidirán cómo sintetizar la información obtenida y cómo transformarla en un número concreto de argumentos para apoyar la tesis a favor y otros tantos argumentos para defender con solidez la tesis en contra.


Este modo de hacer suya la información de la asignatura supone convertir el aprendizaje en algo “útil” y con un sentido inmediato para ellos. Un aprendizaje que irá mucho más allá de la simple memorización cortoplacista (y en el peor de los casos no seguida del correspondiente entendimiento de lo memorizado), sino que se asentará y se asimilará, pues es el único modo para que, además de realizar de memoria una exposición sobre la postura que les toque defender, puedan realizar una refutación y una contrarefutación tratando de combatir las posturas del equipo contrario y reflotar las posturas propias que hayan sido atacadas.


El debate dura una media de 20 minutos, así que en clases de 45 minutos habrá un máximo de dos debates y, para que participa toda la clase, lo ideal es que los alumnos conozcan con suficiente antelación la materia de la asignatura objeto del debate y la pregunta en cuestión que van a tener que preparar. El debate lo preparan todos los grupos de la clase y al comienzo de la misma se sortean los dos equipos que van a competir y la postura que van a defender. De esta forma conseguimos que toda la clase se prepare el cien por cien del temario de la asignatura y que todos dispongan de las mismas oportunidades de preparación de la defensa de su postura.


Una vez realizado el sorteo, los equipos tendrán un pequeño margen temporal para refrescar la postura que les haya tocado defender y después comenzará el debate mientras el resto de la clase irá juzgando el mismo con los formularios que el propio profesor haya elaborado, y en el que se valorarán tanto capacidades retóricas, paralinguísticas, o proxémicas, como el dominio del tema objeto del debate.


Al acabar el debate el debate se realiza un pequeño feedback, en el que los compañeros y el profesor comentan qué les ha parecido el combate dialéctico, destacando los puntos fuertes y los aspectos a mejorar. Esta valoración debe ser formativa, demodo que de ella se pueda aprender a ver dónde se ha fallado para en el siguiente debate poder mejorar esos puntos más flojos. Se recalca a los estudiantes que focalicen la mejoría en dos puntos de todos los más flojos para así no dispersar el esfuerzo de los debatientes y de esta forma ir mejorando día a día, debate tras debate en los aspectos cuya valoración había sido más baja.[12]


La evaluación consistirá en un acta con la media de las puntuaciones del jurado (los compañeros de clase), más la del profesor ponderada como estime conveniente.


El acta de valoración de cada alumno de la clase que ha presenciado el debate será recogida por el profesor al terminar la misma y formará parte de la evaluación de la asignatura como “evaluación continua”, pues cuando los alumnos realizan la valoración de los debatientes, plasman también el dominio que ellos mismos tienen de la materia, y se comprueba su nivel de preparación y estudio de la misma, a la vez que se les implica activamente en el desarrollo de la clase y se favorece el aprendizaje entre iguales.


Los estudiantes tienen poca costumbre de argumentar y defender posturas que pueden llegar a ser distintas de su forma de pensar o a sus conocimientos previos, pues en estos momentos aún no se trabaja demasiado con metodologías activas y participativas de los estudiantes, con lo que nos encontramos con perfiles muy teóricos y con grandes carencias en el ámbito de la comunicación verbal, la oratoria, del trabajo en equipo, de su razonamiento crítico, etc.[13]


7 FASES PARA ORGANIZAR UNA LIGA DE DEBATE EN EL AULA

Guillermo Sánchez Prieto, profesor de oratoria y habilidades comunicativas de ICADE, de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, recoge en su artículo “El debate en el aula como herramienta de aprendizaje y evaluación”, un desarrollo detallado de las fases en que se debería planificar y desarrollar el transcurso de la asignatura que utilice el modelo de debate académico.

En primer lugar, divide la preparación del debate en tres partes: antes (planificación y preparación); durante (ejecución); y después (evaluación).

El método que plantea distingue los pasos a seguir por el docente y por otro lado los pasos a seguir por los alumnos para la preparación del debate.


PASOS A SEGUIR POR EL DOCENTE

“El docente que quiera utilizar el debate como técnica de enseñanza y aprendizaje ha de seguir una serie de pasos, a saber:

  1. Escoger un tema de debate.

  2. Redactar la proposición.

  3. Decidir y explicar el formato de debate de acuerdo con sus objetivos docentes.

  4. Diseñar el acta de los jueces.

  5. Reunirse con los equipos y orientarles (pautas mínimas de comunicación y preparación)

  6. Escoger el jurado (implicar a los alumnos).

  7. Juzgar el debate.

  8. Realizar un feedback, con comentarios personales y grupales sobre el desarrollo del debate.

  9. Poner la nota y ponderarla con la del resto de clase.”[14]


PASOS A SEGUIR POR EL ALUMNO

“Todos los pasos del alumno se deberían trabajar en equipo a excepción del paso sexto en el que quizá el trabajo de redacción pueda ser algo más personal”:[15]

  1. Analizar la proposición.

  2. Pensar argumentos.

  3. Investigar.

  4. Preparar argumentación a favor y en contra (fondo del discurso).

  5. Repartir posiciones.

  6. Redactar forma interna

  7. Practicar.

8 DISTRIBUCIÓN DE LAS SESIONES DE LA ASIGNATURA

Dado que la metodología resultara novedosa para la gran mayoría de alumnos, las dos primeras sesiones de clase se podrán utilizar para explicar la estructura completa con la que se va a participar en la asignatura, y se podrán organizar los equipos de debatientes que contarán con un número de entre 4 y 6 alumnos. Los miembros de cada equipo desarrollarán y firmarán unos estatutos internos que regirán el comportamiento del grupo, el papel de los miembros, y los códigos de conducta que deben estar presentes para que cada uno de los alumnos que forma parte del equipo se implique activamente y trabaje cooperativamente con sus compañeros. Los estatutos establecerán los posibles conflictos que los alumnos (asesorados por el profesor), crean que pueden aparecer, y reflejarán sus posibles soluciones de modo que queden obligados todos los miembros del grupo y se comprometan con sus compañeros. También podrán designar un nombre para el grupo, de modo que se sientan más identificados y vinculados con el mismo, lo que les incitarán a querer hacer un mejor papel en la Liga de debate de clase.


Una vez conocido el funcionamiento del debate y la estructura de la asignatura organizada como Liguilla, los equipos podrán empezar a trabajar sobre los temas que, semanalmente, quincenalmente, o mensualmente vaya indicando el profesor.


Los equipos deben preparar los debates durante las clases en las que no se vaya a debatir, tras escuchar al profesor impartir aquellos aspectos teóricos que considere precisos para abordar el estudio del tema de debate. Después, una vez tomados apuntes y recibidos los materiales, documentos y artículos que el profesor les facilite, utilizarán el resto de la hora de clase para prepararlos: subrayado, asimilación de las ideas será la fase de estudio que deberán realizar individualmente y como “deberes” para casa. En la siguiente sesión de clase pondrán en común los conocimientos adquiridos y los transformarán en un número concreto de argumentos sólidos, ayudados por el profesor, que irá de grupo en grupo asistiendo a los alumnos.


La temática de los distintos debates que se realicen irá abordando los contenidos de la asignatura. En lugar de seguir linealmente el temario del curso, podrá haber preguntas de debate que abarquen más de un tema de la asignatura, y otras proposiciones a debatir tan sólo sean sobre puntos específicos de algún tema concreto (todo dependerá de la elección de la proposición del debate que haya realizado el docente).

9 EL PAPEL DEL DOCENTE

El docente deja su papel protagonista y se lo cede a los alumnos, convirtiéndose en el guía y conductor del proceso de aprendizaje activo del alumno. Se trata de un modelo de enseñanza semiabierto, donde la información fundamental es entregada por el docente, pero cabe la reflexión y la aportación del estudiante, de una manera más personalizada y fundamentada siempre en evidencias de calidad y de fuentes contrastadas.[16]



En cuanto a la organización y coordinación de los grupos, el docente cuida que se mantenga la participación activa de todos los miembros de los equipos, intentando detectar posibles problemas de integración o desequilibrios en las participaciones. Además, se encarga de controlar que la evaluación que los alumnos que asumen el rol de “jurado”, sea de calidad. Se da importancia a la evaluación por pares, como una parte importante de su aprendizaje. En cuanto a los materiales de trabajo para preparar el debate, será el docente quién oriente a los alumnos con libros de texto, artículos, capítulos de libros, vídeos, etc. Pero dejando siempre abierta la posibilidad de que investiguen y profundicen por su cuenta, para evitar que todos usen los mismos argumentos y conseguir un debate más rico.[17]

10 CONCLUSIONES

Con la herramienta que se ha presentado en el presente texto, basado en las pruebas piloto realizadas por reconocidos expertos en materia de debate y oratoria, conseguimos potenciar las habilidades intelectivas del alumno, pero también las emocionales, de modo que conseguimos que se desenvuelvan mejor con la comunicación oral; el trabajo en equipo; la empatía al ponerse en el puesto de sus compañeros al juzgar, al tener que tratar las dos perspectivas de un mismo tema, y al tener que distribuir el trabajo en el grupo; y también se trabaja de forma profunda la capacidad analítica del alumno y su capacidad para desgranar y asimilar la información que estudia para poder convertirla en un discurso con sus respectivos argumentos.


Además, una preparación de tanto calado de los temas de debate tiene como consecuencia un aprendizaje significativo y de mayor calado sobre el temario de la propia asignatura, de forma que el alumno toma la información que recibe y la pone en tela de juicio desde una perspectiva de crítica constructiva.

Referencias bibliográficas

Bako R. “Organizing Dissent: Educational Debate Activities in Romania”. Proceedings of the First International Conference on Teaching Argumentation and Rhetoric. 2010.

Berruezo, R., López Goñi, I., Soto, F., Aparicio, L., Iza, L.M., Álvarez, M.J. “Coordinación, compromiso y mejora de la asignatura Instituciones Educativas en las titulaciones de Maestro, Trabajo Social y Sociología Aplicada, en la Universidad Pública de Navarra”. CIDUI-Llibre d´actes. 2012.

Cattani, A. “Los usos de la retórica”. Alianza Ensayo. 2003.

Cattani, A. y Alcolea, J. “Controversia”. Vega y Olmos. 2011.

Morado, R. “Funciones básicas del discurso argumentativo”. Revista Iberoamericana de Argumentación nº 6. 2013.

Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”.

Sánchez Prieto, G. “El debate académico en el aula como herramienta didáctica y evaluativa”.

Schopenhauer, A. “Dialéctica erística o el arte de tener razón. Expuesta en 38 estratagemas”,

[1] www.docedebate.com

[2] Exposición de motivos de la Orden 2200/2017, de 16 de junio, de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte de la CCAA de Madrid, por la que se aprueban materias de libre configuración autonómica en la Comunidad de Madrid.

[3] Sánchez Prieto, G. “El debate académico en el aula como herramienta didáctica y evaluativa”.

[4] Bako R. “Organizing Dissent: Educational Debate Activities in Romania”. Proceedings of the First International Conference on Teaching Argumentation and Rhetoric. 2010. Págs. 17 a 31.

[5] Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”

[6] Berruezo, R., López Goñi, I., Soto, F., Aparicio, L., Iza, L.M., Álvarez, M.J. “Coordinación, compromiso y mejora de la asignatura Instituciones Educativas en las titulaciones de Maestro, Trabajo Social y Sociología Aplicada, en la Universidad Pública de Navarra”. CIDUI-Llibre d´actes. 2012.

[7] Adelino Cattani, profesor de retórica en la Universidad de Padua, define del siguiente modo los términos afines: diálogo (hablar con alguien o razonar junto a otro interlocutor con la intención de buscar alguna verdad); discusión (como contraste pacífico de ideas); polémica (entendida como un debate con ciertos tintes de agresividad); controversia (divergencia de opiniones continua, encendida y referida a intereses); disputa (debate doctrinal); y diatriba (debate áspero, polémico, teórico, erudito o filosófico). [Cattani, A. “Los usos de la retórica”. Alianza Ensayo. 2003].

[8] Morado, R. “Funciones básicas del discurso argumentativo”. Revista Iberoamericana de Argumentación nº 6. 2013. Pág. 1 a 13.

[9] Cattani, A. y Alcolea, J. “Controversia”. Vega y Olmos. 2011. Págs. 144 a 147.

[10] Dialéctica y lógica suelen usarse como términos equivalentes: a través de un proceso de inferencia se trata de hallar la verdad sobre el tema que se debate. En palabras de Aristóteles, la dialéctica es el arte del discurso con el que afirmamos refutar o probar alguna cosa por medio de la pregunta y la respuesta de los interlocutores [Diógenes Laercio, III, 48, en Vita Platonis].

[11] Schopenhauer, A. “Dialéctica erística o el arte de tener razón. Expuesta en 38 estratagemas”,

[12] Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”

[13] Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”.

[14] Sánchez Prieto, G. “El debate académico en el aula como herramienta didáctica y evaluativa”.

[15] Ibidem.

[16] Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”.

[17] Romero Reignier, V. y Giménez Fita, E. “Desarrollar competencias transversales con una liga de debates”.

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